Escrito por Borja Hermoso el 19 de marzo en El Páis | Ilustración de Keko y Antonio Altarriba
La política española como escenario del crimen
Con ‘Yo, mentiroso’, Keko y Antonio Altarriba cierran su ‘Trilogía egoísta’. Primero la tomaron con el mundo de la cultura y la universidad. Luego, con la industria farmacéutica, y ahora, con los políticos y sus escuderos. Una salvajada en viñetas
Entre las viñetas y los cadáveres mutilados de este libro galopa un juego de máscaras, solo que las máscaras pueden ser rostros, y los rostros, flagrantes. ¿Las apariencias engañan? No siempre, no aquí. Pocas veces el arte del cómic fue tan inmisericorde con la gente importante. Nunca la alta política española, y en concreto sus fantasmas bien reales, esos que los expertos en comunicación llaman “los constructores del relato”, recibieron semejante sopapo. Bueno, vale, no son personajes reales. Eso no quita para que se los identifique con la misma dificultad con la que identificamos a un oso hormiguero entre las hormigas (y el símil vale). Solo a esforzados militantes del despiste se les escapará quiénes podrían ser los Pedro Sanchís, Adrián Cuadrado (lo contrario de redondo), el presidente Godoy o el inspector Corralejo de Yo, mentiroso.
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