Antonio Altarriba

Historia irreverente del cómic en Álava

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En mayo fue el catedrático de la UPV, y experto conocedor del mundo del cómic, Antonio Altarriba quien disertó en XI. Ciclo de Conferencias Celedones de Oro, con el título de “Historia irreverente del cómic en Álava”. El profesor Altarriba presentó la historia de la viñeta gráfica desde 1979 hasta nuestros días. Desde aquellos primeros “fanzines”, que se vendían en circuitos alternativos o bares, hasta los selectos libros de cómics que podemos encontrar en librerías o en lugares de referencia como es la galería Zuloa. El ponente decía:

“El cómic es una forma de lenguaje, una forma de expresión y creación literaria que, contra lo que la gente cree, no es ni tan nueva ni tan moderna. Recordemos que ya en las paredes de Pompeya apa- recieron inscripciones y dibujos con una intencionalidad evidente, es decir ya entonces empleaba el ser humano este lenguaje para expre- sar su sátira frente a la sociedad del momento. Gobernantes, ricos comerciantes o visitantes del lupanar eran ya objetivo de los dardos de aquellos primeros dibujantes y guionistas. Así, y a lo largo de la historia, con una intención lúdica, pedagógica o satírica”.

Antonio Altarriba se ha dedicado en cuerpo y alma a la docencia y al cómic. Y es que siempre ha visto en esta forma de expresión algo que le sigue fascinando. Cree que, en el cómic, además de como forma de expresión y comunicación, existe una innegable capacidad antropológica para la irreverencia, para la sátira o la crítica social. En la universidad en aquellos inicios parecía que hablar del cómic era hablar de un lenguaje literario “de segunda”, de menor categoría. Considera que con el tiempo se ha demostrado lo contrario y hoy en día el mundo del cómic tiene su espacio en todas las facultades de filología o letras del planeta. Seguía diciendo:

“Desde esta óptica, y centrándome en Vitoria-Gasteiz, debo analizar aquellas primeras publicaciones, sin duda atrevidas y frescas, que se comenzaron a publicar en Vitoria. En una ciudad, en principio conservadora y retraída, como la nuestra el fin de  la dictadura y  el comienzo del periodo democrático generaron un ambiente de libertad que propició la creación y la cultura, y también se generó una explosión favorable para la viñeta gráfica. No se podrá cuantificar de forma rigurosa, pero quiero pensar que aquel Concurso Escolar de Cómics que, durante 30 años, impulsó y apoyó la Caja Vital tuvo su impacto en las nuevas generaciones de artistas gráficos que optaron por esta disciplina”.

Trajo Altarriba a nuestra memoria, no sin nostalgia, aquellos tiempos iniciales, época dorada del cómic alavés:

“No puedo olvidarme de producciones como la mítica revista TMEO, presente en nuestra ciudad desde 1987, y en la que, con más de 160 números, han colaborado reconocidos artistas gráficos como Iñaki Larrimbe, Kini, Simónides, Álvarez Rabo, Furillo, Mauro Entrialgo, Abarrots, Nono Kadaver, Alvarortega, Hernández Landazabal y otros muchos. Así que son casi 35 años de vida como publicación periódica. Ha sido sin duda la más irreverente y quizás también la más popular. Más de 160 números con firmas tan conocidas como las antes citadas. No puedo olvidar a un referente como fue Ernesto Santaolaya 1 y su editorial Ikusager. Ikusager, estuvo funcionando, con más de 46 títulos referidos al cómic, dos al año, desde 1979 hasta el año 2000. Por su parte TMEO publica su n.º 0 en el año 1987. También se debe mencionar a la Editorial Saure, desde 2002 en digital con producto infantil, no exclusivamente de cómic, pero con un catálogo tebeístico que supera los 150 títulos”

Recordó también el profesor Altarriba a otros muchos artistas vinculados a las viñetas como son Iñaki Cerrajería, Fernando Illana, Alfredo Fermín Cemillán (Mintxo), Jose Ángel Benito, Mikel Valverde, Koko Rico, Pablo Milikua o los hermanos Díaz de Corcuera. Muchos de estos, entonces muy jóvenes, estuvieron presentes en una colección referencial y que salió a la calle con el nombre de 15 alavez. Y ahondaba:

“Aquel ambiente tan favorable no surgía de la nada, muy al contrario, había en la ciudad un trabajo incansable que lo hacía posible. Así es necesario citar las revistas Octopus, HabeKomik, Xabiroi o Copyright, pasando por los festivales de cómic o trabajos como Los hijos de Pulgarcito, hasta llegar a magníficas publicaciones, más recientes, como Voces de Chimalpopoca, de la joven creadora vitoriana Shu Otero”.

“También las instituciones vascas han apoyado el cómic. Tanto el Gobierno Vasco como las diputaciones de Bizkaia y Gipuzkoa (quizás más que la de Álava) han mantenido iniciativas importantes en el tiempo que han permitido que esta forma de expresión artística y literaria haya podido desarrollarse. Con estos apoyos surgieron HA- BEKO MIK (1982-1991) con colaboradores como Gregorio Muro, Osés, Landazábal, Ibarrola, Berzosa, Redondo, Valverde, Roberto Garay, etc. También merece ser reseñada Xabiroi, desde 2005 impulsado por la Federación de Ikastolas-Ikastolen Elkartea. Precisamente estos dos proyectos, que fueron muy cuidados editorialmente, han contribuido a mantener vivo un tejido creativo siempre precario, pero que con iniciativas como estas unido el lenguaje del cómic a la enseñanza del euskera. El cómic un medio supeditado a un fin. Ambas experiencias han funcionado en circuito cerrado por los medios docentes y no han competido en el mercado, claro que tampoco han existido intentos de promoción, traducción y sacar estos modelos fuera de nuestras fronteras”.

El papel del cómic ha tenido también una importante labor en nuestro territorio como medio transversal, que ha movilizado, interesado e influido, de manera transversal, a muchos artistas.

Fueron mencionados artistas como Iñaki Cerrajería, Hernández Landazábal, Fernando Illana, Mintxo o Koko Rico. También personas del mundo del diseño, como los hermanos Díaz de Corcuera, Juan Luis y Mikel Díaz de Corcuera (Replika). Influencias evidentes en Santos Iñurrieta o un recorrido muy interesante como el de Ernesto Murillo, que pasó del cómic a la pintura. Paradigmático es también el paso del Álvarez Rabo “comiquero” al Álvarez Plágaro pintor.

Otros casos mencionables en los que el cómic se relaciona con otras artes, como el del director de cine Juanma Bajo Ulloa, y su intento de adaptar Capitán Trueno. O Iñaki Larrimbe, fotógrafo, performer y procedente del mundo de la viñeta gráfica. El actor Eloy Beato y el “historietista” Mauro Entrialgo se unen a otras trayectorias como las de ilustradores preferentes de aventuras literarias como Lux, Paréntesis o Papeles de Zabalanda. Qué decir de Mikel Valverde y sus colaboraciones gráficas con Bernardo Atxaga o del inigualable Ángel Benito Gaztañaga. Javier de Isusi, flamante premio nacional con La divina comedia de Óscar Wilde y la joven Shu Otero, premiada y autora prometedora de nuestra nueva cantera. Continuaba exponiendo Altarriba:

“Se dice habitualmente que Vitoria es una ciudad de cómic. Yo creo que más que una ciudad de mucha producción o de muchos autores, la nuestra es una ciudad que ha mantenido una relación muy especial con las viñetas. Los años 80 del pasado siglo, fueron una época dorada para el cómic alavés. No fueron ajenos a aquella “efervescencia social”2 a favor de la cultura en general, y de la viñeta gráfica en particular, las políticas favorables del alcalde José Ángel Cuerda o editores como Ernesto Santaolaya, después seguidas de apuestas como Zuloa o Totem. Sí, ciertamente aquella época fue caldo de cultivo, humus fértil, para logros posteriores. No obstante, no desearía dejar en el tintero una cuestión que considero ha tenido una evidente relación con la vida del cómic en Álava. Me refiero a nuestra especial relación con la ciudad de Angulema, Angoulême en francés, uno de los lugares emblemáticos del cómic en el vecino país”.

Esta hermosa ciudad de la Charente, hermanada con Vitoria-Gasteiz desde hace muchos años (en 2017 se celebraron los 50 años de aquel hecho), se convirtió en el lugar de referencia del cómic francés, europeo e incluso mundial. Desde 1974 se celebra su famoso Festival Internacional del Cómic de Angoulême (Festival International de la Bande Dessinée de la ville d’Angoulême) y su Museo del Cómic es visitado por miles de aficionados anualmente.

Según Altarriba, esta pasión de Angulema por el cómic no es casual. Lo cierto es que surge de la apuesta de creadores de la zona y de la colaboración de grandes genios de la tira gráfica como el gran Moebius, Hugo Pratt (creador de Corto Maltés), Hergé (Las aventuras de Tintín), Will Eisner (The Spirit), Enki Bilal, Albert Uderzo (Astérix), Bill Water- son (Calvin y Hobbes) o Akira Toriyama (Dragon Ball). En la actualidad el Festival Internacional del Cómic de Angulema (se celebra en el mes de enero) reúne a más de 7.000 profesionales y 200.000 visitantes venidos, no sólo desde Europa, sino también de todo el planeta. Esta influencia de la capital europea del cómic sobre nuestra ciudad seguro que ha tenido bastante que ver con la vida saludable del cómic alavés.

Sin embargo, el esplendor de Angulema en el mundo del cómic no ha sido aprovechado en Vitoria, su ciudad hermana. En 1984 comienza un plan especial de estabilización de Angulema como polo de desarrollo gráfico (desde el gobierno de F. Miterrand hubo un apoyo incondicional de la mano de Jack Lang, uno de los ministros de cultura que ha dejado huella en la ciudad) que no ha dejado de crecer hasta hoy. Fue el Edificio Roland Castro a partir del cual se fueron incorporando nuevas infraestructuras aprovechando los edificios existentes para generar toda una estructura museística (Musée de la Bande Dessinée, biblioteca, referencia ISBN de la Biblioteca Nacional, centro de documentación con 10000 originales, biblioteca de préstamos y espacio investigadores, Campus de l’Image, 12 centros de formación en sinergia, productoras, estudios de animación, editoriales, centros privados de producción o reproducción, salas de exposición, librerías. Más de 100 empresas o asociaciones y cerca de 1500 estudiantes. Decía el ponente:

En el caso concreto de nuestra ciudad me temo que hemos infrautilizado las relaciones privilegiadas que podríamos mantener con la ciudad francesa de la bande dessinée. Así, resulta que un hermanamiento con 50 años, y un pasa- do más o menos fructífero según los momentos, no ha servido para relanzar estas relaciones de colaboración, no lo hemos utilizado para profundizar hacia un futuro aún mejor también en lo relativo a nuestra común riqueza comiquera. Llevo yendo con regularidad a Angulema desde hace más de 40 años y creo que son dos ciudades con un cierto parecido y con mucho por intercambiar, también en esta expresión artística que conocemos como cómic. Qué pena que no lo estemos aprovechando”. “Sería de desear que Vitoria-Gasteiz, pueda albergar un día, a imagen y semejanza de su ciudad hermana de Angulema, un Museo del Cómic. Una iniciativa que no sólo pondría en valor esta forma literaria, otrora menospreciada pero tan valorada en la actualidad, sino que también supondría un impulso cultural y económico para nuestra ciudad, un éxito que he querido evidenciar en nuestra ciudad hermana. Tan sólo espero que este deseo se pueda ver cumplido. El pasado, el presente y el futuro del cómic alavés lo merece”.

Notas

1 Precisamente este impulsor del cómic, en su faceta de editor, ha fallecido en octubre de 2021.

2 Momento histórico de agitación social significativa, como acuñó Emile Durheim.

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