Antonio Altarriba

Contratiempos, El bolso de Julia

El premio de La sonrisa vertical me dio una cierta notoriedad y recibí algunas propuestas. Una de ellas venía de Papeles de Zabalanda, editorial a la que estaba vinculado y que por entonces se aprestaba a lanzar una colección de narrativa. Quería apoyar la empresa y me esforcé en preparar un volumen atractivo. Seleccioné relatos inéditos o de escasa difusión, los reelaboré, redacté algunos nuevos y, en un intento de dar cohesión al libro, los agrupé en tres apartados marcados por su gramaticalidad dolorida: cuentos de la circunstancia adversa, cuentos del sujeto improbable y cuentos del verbo insignificante. Titulé Contratiempos al conjunto y a finales de 1996 salió al mercado. La apuesta era arriesgada porque la editorial no estaba asentada, los distribuidores no se implicaron, los libros se vendieron mal y la empresa cerró al poco. Así quedaron condenadas al inmenso fondo de las publicaciones inencontrables algunas de mis narraciones. Por ejemplo, esa en la que hablo de las cosas que se pierden y luego, inexplicable e inesperadamente, se encuentran, titulada «El bolso de Julia».

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